La vida de Pedro Rovira Rovira es el vino. Nacido en 1940 en el seno de una familia de agricultores del pueblo de Moja (Barcelona), continuó desde muy joven la actividad de su abuelo y de su padre: el oficio y la pasión del comercio vinícola. Decidido y entusiasta, a lo largo de los años emprende nuevos caminos teniendo como guía permanente la calidad y la estima por la tierra.
El paso de adquirir Mas d’en Gil es un hito fundamental y supone la culminación de un sueño de años: embotellar la tierra del Priorat. Una de las primeras decisiones es restablecer el nombre histórico de Mas d’en Gil, que ya figuraba en el catastro. Los primeros años se dedican a la recuperación de viñas viejas y olivos. Posteriormente se acondiciona la bodega construida por Rafael Barril y se levanta una nueva nave de crianza. En 2000 salen al mercado los primeros vinos de Mas d’en Gil, a los que seguirán el aceite de oliva y el Agridulce, procedente de la antigua solera de vinagres Barril iniciada en 1958.
Los Rovira y los Carbonell
La saga Rovira se inicia con el abuelo de Pere Rovira, el carismático y emprendedor Francisco Rovira Parellada (1873 a 1943). En 1918 comienza a hacer de comisionista de vinos a granel y su honradez y don de gentes le hacen ser conocido y valorado en plazas y mercados de media Cataluña. Su hijo, Jaume Rovira Martí (1901-1968) sigue y amplía el negocio y, en paralelo, la familia va adquiriendo las primeras tierras propias.
Pere Rovira, la tercera generación, se concentra pronto en el mundo comercial pero siempre con el impulso de abrir nuevos caminos, que le conducen a otros negocios. En 1963 se casa con Pilar Carbonell Fàbregas, hija de Joan Carbonell y Pilar Fàbregas. Son los masoveros de una de las masías más antiguas del Penedès, Mas Pujó, en Santa Margarida i els Monjos, y se ocupan de los cultivos, de las aves y de la producción de vino para consumo local. Pilar Fàbregas, además, es una gran maestra de los remedios naturales y una profunda conocedora de las fases lunares.
En 1967, Pere Rovira profesionaliza Mas Pujó, donde consta que se ha elaborado vino desde el siglo XVI, y crea una sociedad de elaboración de vinos blancos y tintos con denominación de origen Penedès. En 1972 compra con dos socios Cavas Hill, ubicada en Moja, y en 1980 compra finalmente la finca de Mas Pujó, de 30 hectáreas, y la une a las tierras adquiridas décadas atrás por sus abuelo y padre. A partir de entonces funda la empresa agrícola que lleva el nombre de las dos familias: Agrícola Rovira Carbonell.
A lo largo de los años Pere Rovira va ampliando las fronteras de su actividad. Empieza a comprar vino en toda España y en 1988 ya exporta a Portugal, Francia y, desde la incorporación a la empresa de su hija mayor, Pilar Rovira Carbonell, también a Alemania y a Italia.
Mas d’en Gil, hoy
A principios del siglo XXI, Marta Rovira Carbonell, cuarta hija de Pere Rovira y Pilar Carbonell, se establece en Munich (Alemania), donde trabaja como ingeniera industrial en el sector aeronáutico. Desde pequeña ha vivido en el ambiente del viñedo y de la elaboración, y siempre recuerda cuando desayunaba con su abuelo Joan rodeada de los útiles de labranza.
Aunque ya desde 2000 estaba implicada en las catas de Mas d’en Gil, es en 2004 cuando decide cambiar de rumbo y volver a las raíces, al mundo del vino y en concreto a Mas d’en Gil, donde pronto impulsa la práctica de la agricultura ecológica. Es notoria la antigua influencia de la abuela Pilar, experta en los ciclos lunares y en las plantas aromáticas y medicinales, y la sensibilidad por la ecología que Marta ha reforzado en su estancia alemana. El siguiente paso natural será introducir el método biodinámico.
Desde 2008, Marta Rovira dirige Mas d’en Gil, con el apoyo de su padre y de su hermana mayor, Pilar. Estamos en una etapa apasionante, de consolidación y de crecimiento. A la aceptación mundial de los vinos de la finca se suma el estímulo permanente de la mejora, de la selección, de la definición de identidad, de las actuaciones agrícolas más integradas en el medio ambiente. Con la colaboración fundamental de un equipo humano que combina raíces locales e internacionales, Mas d’en Gil camina hacia la culminación de un modelo basado en la expresión territorial más coherente y consistente, para llegar a ser el gran vino clásico de esta antigua, exigente y maravillosa tierra del Priorat.